No sé porqué, pero cada navidad, me invade un sentimiento de melancolía. No recuerdo tener una “mala” navidad en toda mi vida y aún así, me siento melancólico y esto me sucede cada año.
En estos días me he estado recordando navidades de mi niñez. En forma especial, vienen a mi memoria las navidades que pasé en Italia, cuando tenía unos 10 años de edad, en casa mi abuela materna, la nonna Aurora.
En esos tiempos, ella vivía en una casa enorme, de 4 pisos de alto, que todos la conocían como la “villa Aurora”, en la calle Brénnero, 11, en la ciudad de Sondrio, en el norte de Italia. Recuerdo su enorme jardín y la nieve cayendo de tal manera que producía un silencio inusual.
Llegaba el momento de los regalos y como era su costumbre, ella me regalaba libros. Por mucho tiempo lo consideré algo inusual y hasta en cierto modo, indebido. De hecho, lo llegué a considerar como algo cruel. Todos mis amigos recibían juguetes y cosas interesantes, pero yo recibía unos libros. Año tras año fue igual. Recuerdo sentir algo de desilusión y hasta un cierto desengaño. ¿A quien se le ocurre regalar a un niño de 10, 11 años libros para navidad? Solo mi abuela podía tener tal “brillante” idea.
Con el pasar de los años llegué a entender la estrategia de esta hermosa e inteligente mujer. Con sus regalos de navidad, yo he navegado 20.000 leguas bajo el mar. He ido al centro de la tierra. Viajé de los Alpes a los Andes. Conocí personajes importantes, como el Rey Arturo, Ivanhoe, el Conde de Montecristo, Robinsón Crosué y muchos otros.
Sus regalos produjeron en mí una pasión por la lectura. No concibo una vida sin libros. No concibo un día sin leer algunas páginas de un libro que me lleve a otro nivel, que me inspire, que haga que mi imaginación viaje a la velocidad de la luz.
Gracias, nonna Aurora por regalarme para la Navidad algo que ha perdurado por toda mi vida. Los juguetes que recibían mis amigos ya no existen, pero el regalo tuyo perdura en el tiempo.
¡Feliz Navidad a todos!
En esos tiempos, ella vivía en una casa enorme, de 4 pisos de alto, que todos la conocían como la “villa Aurora”, en la calle Brénnero, 11, en la ciudad de Sondrio, en el norte de Italia. Recuerdo su enorme jardín y la nieve cayendo de tal manera que producía un silencio inusual.
Llegaba el momento de los regalos y como era su costumbre, ella me regalaba libros. Por mucho tiempo lo consideré algo inusual y hasta en cierto modo, indebido. De hecho, lo llegué a considerar como algo cruel. Todos mis amigos recibían juguetes y cosas interesantes, pero yo recibía unos libros. Año tras año fue igual. Recuerdo sentir algo de desilusión y hasta un cierto desengaño. ¿A quien se le ocurre regalar a un niño de 10, 11 años libros para navidad? Solo mi abuela podía tener tal “brillante” idea.
Con el pasar de los años llegué a entender la estrategia de esta hermosa e inteligente mujer. Con sus regalos de navidad, yo he navegado 20.000 leguas bajo el mar. He ido al centro de la tierra. Viajé de los Alpes a los Andes. Conocí personajes importantes, como el Rey Arturo, Ivanhoe, el Conde de Montecristo, Robinsón Crosué y muchos otros.
Sus regalos produjeron en mí una pasión por la lectura. No concibo una vida sin libros. No concibo un día sin leer algunas páginas de un libro que me lleve a otro nivel, que me inspire, que haga que mi imaginación viaje a la velocidad de la luz.
Gracias, nonna Aurora por regalarme para la Navidad algo que ha perdurado por toda mi vida. Los juguetes que recibían mis amigos ya no existen, pero el regalo tuyo perdura en el tiempo.
¡Feliz Navidad a todos!
1 comentarios:
Hola Pastor:
es verdad eso de la melancolia en navidad nose si es por caracter pero muchas personas deben sentirla, no por haber tenido navidades malas o tristes, sino recordando tiempos pasados a lo mejor personas que ya no estan.. lugares donde es dificil estar, etc....
Y también me gusto el comentario de los libros ya que a mi me gusta mucho leer, a lo mejor no he leido tantos libros como ud. pero algo leo, es una muy buena herramienta para conocer otras realidades, otros mundos que a lo mejor no existen, o simplemente dar rienda a la imaginacion.
y se nota que es bueno para la lectura por su forma de escribir los sermones y cuando cuenta historias en ellos, es muy agradable escuchar lo detallista que es y como logra la atencion a traves de su manera de predicar.
Doy gracias a Dios por su nonna que sembro en ud. el tema de la lectura
y asi nosotros tener el privilegio de poder escuchar una predica de calidad cada domingo, por su preparacion y su amor a la lectura.
saludos.
Carolina.
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